Érase una vez un territorio muy hermoso en el sur de la Península Ibérica al que llamaban Al-Andalus. De este nombre deriva "Andalucía". El jefe supremo era el califa y convivían en armonía las tres religiones: musulmanes, judíos y cristianos. Las tres ciudades más importantes del Califato eran Córdoba, la capital, Sevilla y Granada. En Al-Andalus se desarrolló la agricultura de regadío y los árabes introdujeron en Europa nuevos productos. La cultura y las ciencias avanzaron. Al final, debido al avance de los reinos cristianos desde el norte, Al-Andalus quedó reducido al reino de Granada que se mantuvo independiente hasta 1492, año en que el último rey, Boabdil, entregó la ciudad y el reino a los Reyes Católicos.
